Hoy no tengo ganas de volar
los fantasmas llegaron a las tres
y se lo llevaron todo.
El relicario con las palabras
y el puñado de sueños desabrochados de mi camisa
No quedó en el espacio reiterado
más que el rastro de la incertidumbre,
angustiada,
abriendo cientos de abanicos delirantes
a todas las respuestas de sal
destiñendose, afianzándose
sin preguntas ni alas,
disfrazadas
de absurdos, argumentos y falacias.
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