El teatro Argentino se impone como siempre, majestuoso, indestructible.
Ya nada queda de la fachada de estilo que acompañaba visualmente el andar de mi triciclo en la infancia, pero no importa. Allí estará el recuerdo de una historia renovada hoy en arte moderno.
Las risas persisten y es mi camino. En un patio exterior de la mole cultural infinita, suena música de la tierra. De mí tierra.Sí. Una multitud de espectadores cubre los escalones de risas. Ellos no saben que los observo, paso, es mi camino, miro sin detenerme, me emociono en profundidad.
No se a donde pertenecen, quizás a ese mismo instante en el que bailan como si nadie estuviera mirando. Gritan, aplauden, levantan las manos en parejas de folklore delicioso.
Se ríen, se ríen, se ríen....
Algunos de ellos parecen ser ¨especiales¨.
¿Pero quién no lo es?
Algunos de ellos me enseñaron algo.
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