Una mirada de vidrio
Cuatro manos de papel
Un sin fin de expresiones contenidas
Una garganta para tragar el llanto
Una, dos, tres, cien mentiras piadosas
Un hombre acertado que se equivoca
Una libreta con letritas que no entiendo
Una impotencia de verme ir
Una hoja que resuma el tiempo
Un espacio en blanco
Un taxi que pasa
Una maqueta con la escena desde arriba
Un cielo raso de angustia
La angustia dentro del cielo
Un sindróme de Estocolmo
Un brote verde en una semilla quebrada
Mil diagnósticos injustos
Diecinueve meses de latidos infartantes
Un colorín-colorado sin desenlace ni había una vez
Y la paz que no llega
Y la tortura en los ojos huecos
Y entonces tu voz...
Y las cosquillas en el alma rota
Y el camino juntos
y las rodillas lastimadas de tanto caer
y los sueños cumplidos
y ahora sí, el cuerpo abierto a la mitad
entregado
Y el peso del mundo a mis pies
y los deseos suicidados, multiplicados, oxidados- ambulantes
asesinos
una vez más
en el nombre de
1 comentario:
Es preciosa esta poesía y dolorosa, sangrante. El llanto desesperado de un alma que vaga en pena.
Brillante
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