Un caso típico de miedo es aquel que se presenta frente a un espacio blanco de celulosa.
No sabe el escritor de mentiras, cuando la única verdad que lo rodea esta conformada por su propia existencia. Y quien pudiera filtrar los millares de sentimientos y pesares simultáneos que una vez destilados por la razón y la buena escritura, se deslizan por el torrente sanguíneo, cual un niño en un tobogán, para depositarse en la hoja desierta, de las arenas movedizas del más impredecible de los oasís. Siempre ha sido así, desde los principios de la historia de la civilización, un hombre y una pluma, o teclado y una hoja en blanco o pantalla a cuarzo seduciéndolo.
Algunos eligen el cuento y mil y una noches de insomnio para desvelarse, otros la poesía arrastrando con ella la amargura del rechazo y el amor que la condena a estar falta de motivos excluyentes y consuelos necesarios . Unos pocos buscan un sombrero, en donde no lo hubo nunca-jamás. Hay quienes, se autoabastecen solo de noticias cuyos cimientos no siempre resultan verídicos. Otros buscan en los ensayos, las respuestas científicas de fenómenos que jamás descubrirán. La falacia puede a veces ser una buena opción, cuando el mundo real aburre con su ficción reiterada. Existen aquellos que me identifican, que parecen no poder escapar de los encantos de ciertos autores que viven para contarla, y no aburren ni en cien años de lectura incipiente.
Lo cierto, es que el miedo a lo desconocido, al devenir puro del destino, sepia o en colores, literario o no, continúa siendo hoy en día, una constante en el ser humano que carente de respuestas intenta justificar su existencia sumergiéndose en un mar de tinta junto a otros. Y en una perfecta búsqueda de su "lait motiv", intenta vencer la nebulosa libre sin letras frente a sus ojos para convertirse sin saberlo en esclavo de sus palabras, de sus escritos. Como yo, que estoy presa ahora y sin quererlo, de lo que acaba de brotar de mis latidos.
Sortilegios cotidianos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Etiquetas
- Cuentos para bajitos con sueños (1)
- de la catarsis (1)
- de la magia (2)
- De la música (1)
- de la patafísica (1)
- de la realidad (24)
- de las despedidas (1)
- De las incertidumbres (36)
- de lirios blancos (21)
- de lo cotidiano (2)
- De los aprendizajes (28)
- De los conjuros (16)
- de papel (2)
- dedicados (10)
- Del amor (97)
- del ayer (4)
- del dolor (3)
- del futuro (1)
- del mundo a mis pies... (7)
- del surrealismo (1)
- del tiempo (3)
- Experimentos de taller (1)
- Matías Acosta y Coni Salgado (1)
- Novela (3)
- Poesías en puntas de pie (1)
Para leer...
- mayo 2007 (7)
- junio 2007 (12)
- julio 2007 (16)
- agosto 2007 (21)
- septiembre 2007 (13)
- octubre 2007 (13)
- noviembre 2007 (7)
- diciembre 2007 (17)
- enero 2008 (15)
- febrero 2008 (10)
- marzo 2008 (8)
- abril 2008 (8)
- mayo 2008 (9)
- junio 2008 (5)
- julio 2008 (4)
- agosto 2008 (5)
- septiembre 2008 (5)
- octubre 2008 (4)
- noviembre 2008 (7)
- diciembre 2008 (8)
- enero 2009 (1)
- febrero 2009 (2)
- marzo 2009 (7)
- abril 2009 (4)
- mayo 2009 (9)
- junio 2009 (4)
- julio 2009 (2)
- agosto 2009 (1)
- octubre 2009 (1)
- diciembre 2009 (1)
- enero 2010 (3)
- febrero 2010 (4)
- marzo 2010 (1)
- abril 2010 (1)
- julio 2010 (10)
- septiembre 2010 (1)
- diciembre 2010 (1)
- marzo 2011 (1)
- abril 2011 (1)
- noviembre 2011 (1)
- abril 2012 (1)
- mayo 2012 (2)
- junio 2012 (2)
- julio 2012 (1)
- agosto 2012 (1)
- septiembre 2012 (1)
- julio 2013 (1)
- abril 2014 (1)
2 comentarios:
Bell�simo
Un verdadero ensayo-poema-microrelato
Una delicia... así da gusto tener pánico a la hoja en blanco.
besos
Publicar un comentario