En la cola de una fila cualquiera, esperan su turno: una mujer, otra mujer, un joven y un viejo.
Todos tienen sueños y expectativas de vida, y frescura en los rostros.
Pero solo el viejo cuentista, conserva el encanto de la sabiduría añeja,
en las manos temblorosas, en las historias tejidas de palomas de conventillo,
en la mirada sulfatada por el encierro, en los ojos negros brillantes, en el pasado y en la piel.
¨Me reflejo en otras pupilas. Me someto a las igualdades subjetivas de las miradas diferentes...¨
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2 comentarios:
Magistral Coni, me alegro de haber pasado por aquí.
En mi paseo releí esto y me produjo la misma sensación que la primera vez. Ah¡, como Zaiper, quedé admirado por tu fotografía, espectacular.
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