Oxígenación

A veces no ver es parte del juego y la ignorancia de las pequeñas cosas
su complemento.
Mientras la esencia no baje los brazos, los altiplanos podrán presentarse imponentes
y el cielo estará condenado a llorar óleos desnutridos, y de a ratos:
vientos infames
sueños enjaulados
y un orfanato de besos huéspedes de nadie,
que se dejan las valijas en otras lagunas
en la soledad placentera de los aeropuertos,
en el último de los muros de terrones derribados,
de azúcar negra,
de brea de vínculos dulces pegoteados de ganas de,
en los lirios con espinas debajo de tu almohada,
en una flor de liz pidiendo auxilio pisoteada bajo el barro.
Sin embargo, y a pesar de las quimeras, la acuarela puede a veces tomar color
a medida que el tiempo se detiene. Porque la verdad,expresa voz propia y elude oídos prestados.
Mientras tanto, los pinceles enjuagan los restos de ayer y se perfilan en dirección hacia la transparencia del blanco no escrito, ni en mi mano, ni en tu boca, ni en las estrellas resignadas,ni en el brillo fluorescente de los ojos, ni en el liencillo que espera fugaz tu resistencia.
Resurjirán como lava ardiente y exentas de aguarrás, pinceladas catárticas
y salpicarán el oxígeno de exactamente lo mismo
que hubieramos hecho,
con cada segundo perdido.