¨Me reflejo en otras pupilas. Me someto a las igualdades subjetivas de las miradas diferentes...¨

Sortilegios cotidianos

sábado, 23 de febrero de 2008

Genesis

El amor no es ni más ni menos que una semilla, se riega, se cuida, se mantiene, se le esparcen fertilizantes y hasta venenos cuando algún insecto intenta devorarlo.
En ciertas ocasiones, la planta muere en un tiempo determinado por su propia condena, en otros casos florece cada primavera y da frutos dulces año a año.
Pero nunca se sabe cuando sucederá esto o en que momento yacerá seca y sin hojas.
Algunas enredaderas se sostienen con fuerza, y afianzan el vínculo pegoteadas a las superficies de las que se abrojan para vivir.
Otras especies necesitan luz, poca agua y libertad.
Algunos narcisos mueren sin nadie que les hable.
La mayoría de las magnolias se marchitan en cuestión de minutos al separarse de la rama que las contenía. Las flores de lavanda, destilan el manjar sedante mas sabroso, y en todo caso, tu voz me recuerda a ellas.
A veces pienso, que tal vez sea yo una enredadera en potencia, y vos un clavel del aire, agarrado firmemente pero libre, flotando ahi, en el viento, casi volando.
La única conclusión certera es que definitivamente te quiero al lado mìo en mi jardín, hechando raíces firmes en mi tierra y sin yuyos.
Podríamos quizás, generar una rara mezcla de especies, entre jazmín y rosas, o acaso, plagar de pensamientos el cantero, cubrir los rincones de nomeolvides, o desparramar semillas de amapolas.
Diseminar los campos de muticias o germinar los inviernos de amancay.
Pero no nos es dada la certeza de la siembra exitosa.
No se nos ha entregado la garantía de la cosecha perfecta.
Y si la tuvieramos, el modo de riego y los cambios climaticos generarían permanentes modificaciones en los procedimientos, la poda y el cuidado de los pétalos.
Y es que en cuestiones germinacionales nunca sabremos lo que vendrá.
No podremos augurar con seguridad la permanencia del perfume a fresias seduciendonos a través del tiempo..
No nos es garantizada la eternidad del sentimiento.
Ni siquiera, la oportunidad del encuentro. Menos aun, la llave de la puerta trascendental de lo maravilloso. De lo indescifrable. Del perfume de tus manos en mi boca. De la atracción desafiante de la incompatibilidd mutua. De aquello en las miradas eclipsadas que carece de definición.
Apenas contamos con brotes, gajos y estrellas, para caminar la propia vida.

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