
En el rosa avejentado se recorta la imagen delineada de una rama. Se sulfata el cielo de sudor y las lágrimas de menta se evaporan en medio de la tempestad, mientras tanto, los brotes acrecientan su razón de ser. No es aun, calor de primavera, pero los indicios afloran intransiguentes hacia el sentido poco claro de las cosas. Me circula por las venas el aroma incomparable de las fresias en el tiempo, o mas allá de él.
Ojalá vinieras...
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