
No debiera darnos miedo el paso del tiempo. Si entendieramos que es solo otro gran invento del hombre. Porque el tiempo en sí, no existe. Son las razones humanas las que lo modelan y lo sugieren así, sanador e irremplazable, indisoluble, perdido sin retorno, inerte, encantado, futurista, flechado, invertido, dislocado y pedante, o apurado y exigente; circulándonos las venas, arrugándonos el alma, con su devenir ansiolítico, aprisionado de sueños, besos y esperanzas. Disfrazado de distancias, derrotas y tumbas.
2 comentarios:
Coni, tu decripción del tiempo es perfecta. ¿Sabías que cada día escribís mejor? No me canso de leerte y de aprender.
besitos Sandra
Hola, me gustó mucho este escrito. Estuve leyendo algunos al azar, más que azar los que me llamaron con sus títulos. Leí algunos textos que me gustaron, como este, pero pienso (es una opinión, espero no te moleste) que lo mejor que tienen es el potencial, la idea y quizás reescritos o releídos y corregidos lograrían ser francamente espectaculares. Tenes prosa poética e ideas para tirar para arriba.
un saludo grande.
JP
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