¨Me reflejo en otras pupilas. Me someto a las igualdades subjetivas de las miradas diferentes...¨

Sortilegios cotidianos

martes, 28 de abril de 2009

Bambalinas

Necesito arrancarte del cielo
acercarte a mi escenario
cerrar las cortinas
fundirme en tus huesos
 y ahí,
fuerte
secarme las lágrimas con tu ropa verde
y tu olor...
Y entonces, despertar al otro día
y saberte...

así de simple, 
así de cerca.


viernes, 24 de abril de 2009

Porcelana vs. Descartable


Existen tantos hombres como motivos.
Algunos eligen a menudo la Porcelana. Acaso algunos otros prefieran o sean devotos de la Vajilla descartable. 
Lo cierto es que mientras una necesita ser cuidada con delicadeza y respeto, la otra, carece de atención excesiva y  es usada a destajo. 
En ocasiones llega incluso a ser lavada y vuelta a usar unas cuantas veces más; aún cuando el plástico comienza a derramar gotas de café oscuro por sobre la superficie blanda.
Ambas tendrán sus razones positivas y sus complicaciones. Sus pro y sus contras. Usos y costumbres. Las dos contendrán el líquido caliente depositado en ellas. Unas sabrán contenerlo, otras hervirán.
 La vajilla de porcelana es más díficil de seleccionar y en su encanto la búsqueda se torna rigurosa, pero en su frágilidad, se vuelve insoportable.
 El dueño la buscará con afán y cautela, desfilarán ante sus ojos un sinfín de motivos variados y formatos diferentes, hasta que nuestro hombre diga: es ésta.
 Si por un descuido del destino la pieza se viera afectada por la maldición del quiebre o la pena del cachado o la rajadura, el golpe podría restaurarse con paciencia en la nueva unión de sus partes. Sin embargo, su estado cobraría más riesgos durante el uso y a través del paso del tiempo.
La vajilla descartable requiere menos atención. Puede usarse como las cosas que no se aprecian demasiado y son arrojadas al cesto con un simple apretujón de dedos y sin mirar a atrás.
 La vajilla descartable requiere menos compromiso en su uso diario. Por eso mismo no genera temor ante la rotura, explosión o delicadeza en el trato.
 Si cae, no sentirá nada. 
Si se quiebra, permanecerá ajena a las lágrimas. Nadie lamentará su rotura.
Ha sido fabricada para no durar.
Nuestra porcelana, no solo será  única e irrepetible en su esencia, sino que en ocasiones y debido al especial significado de la pieza y a su historial de colección, generará la sensación de que en su pérdida, una parte del pasado se ha esfumado para siempre.

viernes, 17 de abril de 2009

Carta de Renuncia


Querida Renuncia:


Renuncio a vos. Sí, a todas las derivaciones que de tu palabra sean extraídas. Renuncio a renunciar. A decir ¨no¨ a todo aquello que nadie puede asegurar imposible. Renuncio a abandonar lo empezado. A dejar por  la mitad lo que todavía está por venir. Renuncio al texto de media hoja. A la medialuna partida. Al café sin revolver. Renuncio a la duda. A la entrada al cine sin sacar y al museo de pasillos ausentes. Renuncio a caminar sin avanzar un paso. A dejar la cabeza gacha cuando alguien se equivoca. Renuncio a la memoria y al olvido. A lo absurdo del protocolo. Renuncio a los espacios sin sentido y a los momentos que no brillan. Renuncio a creer que seremos uno. A dos también. Renuncio a una impresora sin funcionar y a un escrito sin editor. A la sala vacía, a los sueños encerrados  por candados sin claves. Renuncio al liencillo en blanco y al subte lleno de gente. Renuncio al silencio. Al vacío de vos. A  dejar en otras manos lo que las mías todavía acarician con ternura. Renuncio a renunciar. Sí. A pensar que las cosas deben aceptarse según las palabras de los hombres y no de sus acciones. Renuncio a la lengua oral. A las habladurías y a los hablantes. A los dueños de la verba y a los pobres de la tinta. A los magos, a los zorros, y a los necios. Renuncio al amor a primera vista que nada sabe de terceras, cuartas, quintas y miles de vistas de amor más. Renuncio al amor sin amor. Al beso sin ruido y a la piel sin taquicardia. Renuncio a creer que hay que creer en todo. Renuncio a entregar lo que uno más atesora. A no luchar por ideales. Renuncio a la gente que dice ¨No podrás¨. A aquella otra que enuncia convincente lo que habrá o no habrá de ser. Renuncio a los horóscopos y a los chantas. Renuncio a la torta de cumpleaños sin velitas y a los chocolates sin almendras. Renuncio a quién no tiende una mano y a quién no mira a los ojos. A quien ignora al mendigo  y a quien no ama a los niños.  Renuncio al erúdito y al distraído. Al héroe y al fracasado. A los polos opuestos y a las generalizaciones. Renuncio a las creencias urbanas y a las leyendas de pasión. A los mitos sin origen y a la psicología barata. Renuncio a la literatura rosa y a los fragmentos anónimos. A los muros de la ignorancia y a los vicios de escritor. Al primer capítulo y a la novela en tres tomos. A los textos condensados en forma de bloque y a las palabras sueltas. Renuncio a las llaves que no giran y a la sangre cuando se derrama invisible sobre los indefensos. A los discursos, a las figuritas repetidas y a los fánaticos de la obviedad. Renuncio a los santuarios de la nada y a los milagrosos del espanto. A lo falaz del mundo y a lo fugaz de la humanidad. Al oro que no luce y al barro que no ensucia. Renuncio a renunciar. Renuncio.


                                                                   Constancia

sábado, 4 de abril de 2009

Palabras

Es como un círculo blanco.
Adentro esta lleno de palabras que gritan y piden ser tomadas.
El aire las vuela para donde sopla el viento.
Una de ellas se desliza ante mis ojos verde sangre.
La atrapo con ambas manos y suspiro para adentro.
Me ahogo al pronunciarla.
Dice ¨nosotros¨. Y es tan extraño.
Las letras son rojas, cursivas, estilizadas, tentadoras.
La caligrafía esta impresa fuertemente sobre el papel.
Y dice ¨nosotros¨.
Y es tan extraño...
Si yo no se leer.

Me leen...